viernes, 27 de enero de 2012

¿Obstáculos o Retos?

En ocasiones solemos pensar que una vida llena de obstáculos puede resultar frustrante para el ser humano. Una vida caminada entrecortadamente, con caídas y recaídas por los tropezones afectivos, sociales, económicos y de salud genera gran incertidumbre, sobre todo para quien carece de una mirada trascendental y no está fuerte espiritualmente.

Sin embargo, cuando la mirada que tenemos es más esperanzadora y divisamos la luz que se esconde detrás de cada situación difícil, podremos percibir en lugar de "obstáculos", los "retos" sobre los cuales empezar a trabajar. La principal diferencia radica en que mientras el "obstáculo" se le significa como una barrera que no permite continuar con nuestros ideales, el "reto" constituye un poderoso motivador que impulsa a perseverar y a encontrar nuevos alcances, por lo cual, genera la movilización de recursos personales y la búsqueda de herramientas más eficaces que las antigüamente utilizadas.

El Reto implica, por tanto, ser flexible al cambio, creativo e innovador y, por supuesto, mucho poder de convencimiento sobre nuestras propias capacidades. Confiar en que lo lograremos, ser pacientes consigo mismos, alientarnos en nuestras propias amarguras y felicitarnos en cada nuevo paso, por más pequeño que pueda parecer.

Por allí se escucha popularmente decir que triunfador no es aquel que pocas veces se ha caído, sino aquel que muchas veces se ha levantado de las caídas de la vida. Así que, la invitación es a seguir adelante cabalgando hacia el futuro, disfrutando plenamente cada uno de nuestros días, encontrando lo que podemos aprender cada momento, de cada tropiezo, reconociendo que la imperfección hace parte del ser humano, pero que tenemos mucho que aportar en este mundo, desde todo nuestro ser, mente y corazón.